¿Qué es el estrés?
El estrés
según el diccionario de la Real Academia
Española, es “tensión provocada por situaciones agobiantes que originan
reacciones psicosomáticas o trastornos psicológicos a veces graves.” En nuestra
sociedad solemos identificar automáticamente el estrés con una sobrecarga
continuada de trabajo En Biología sin embargo, el estrés tiene más
significados. El estrés puede ser cualquier situación fuera de lo normal a la
que el organismo debe adaptarse. Por ejemplo: una mudanza y el tener que
acostumbrarse a vivir a un nuevo lugar, un cambio de temperatura muy brusco,
una enfermedad, el cambio de hora en otoño y en primavera es también un pequeño
estrés biológico (ya que el cuerpo funciona según ritmos fijos y cíclicos en la
secreción de hormonas, tensión, ciclos de sueño)…En definitiva, la respuesta de
estrés de un organismo se produce como consecuencia de la aparición de una
amenaza (real o imaginada), o bien un
cambio repentino en las condiciones vitales.
¿Cómo funciona la respuesta al estrés de un
organismo?
La hormona
clave de respuesta al estrés es el cortisol. El cortisol tiene funciones
reguladoras del metabolismo, incrementando la producción de glucosa. También
regula el sistema inmune, por lo que en muchas ocasiones derivados sintéticos
del cortisol (cortisona y otros) se utilizan para tratar reacciones alérgicas.
Cuando un organismo es sometido a un estrés, el cerebro da órdenes a las
glándulas suprarrenales de que aumente rápidamente la secreción de cortisol. El
cortisol induce la producción de otras sustancias en el cerebro que van a
inducir cambios en los niveles de glucosa, en la presión sanguínea, en el
estado de alerta, y van a inhibir otras funciones como el sistema inmune, el
digestivo o incluso el reproductivo.
En el momento
en que el estrés desaparece, el cortisol disminuye a niveles normales y el
organismo vuelve a su estad basal. El problema es cuando el estrés es muy continuo,
ya que si un organismo es sometido durante un largo periodo de tiempo a niveles
muy elevados de cortisol, todo el sistema se desregula, lo cual puede traer
consecuencias como las que comentaremos más adelante.
¿Es el estrés siempre malo?
Pues no, el
estrés no es siempre algo negativo. Un cambio vital, siempre va a ir acompañado
de ciertos niveles de estrés, así como un desafío personal, o un cambio en
nuestra rutina…Los expertos en el tema denominan al estrés bueno “eustress”:
este tipo de estrés se produce por ejemplo en un escalador cuando está subiendo
una montaña, a pesar de lo duro que pueda ser, es una experiencia satisfactoria
y que produce una sensación de bienestar. A nivel de los que no somos
deportistas de riesgo, un ejemplo de “eustress” podría ser cuando nos subimos a
una montaña rusa, cuando emprendemos cualquier tipo de proyecto que supone un
desafío pero nos gusta y nos resulta estimulante, cuando vemos una película de
miedo (para los que nos gustan las películas de miedo, claro).
A nivel
biológico, también existen estreses buenos. Por ejemplo: el deporte produce en
el cuerpo una respuesta a estrés puntual que tiene efectos positivos sobre
nuestro cuerpo y mente. Otro ejemplo curioso lo constituye el comer un poquito
menos de lo que estamos acostumbrados: el cuerpo también reacciona a la falta
de alimento como si fuera un estrés puntual. Cuando este ayuno es moderado (sin
acercarse a niveles de desnutrición o anorexia) tiene efectos muy beneficiosos en la salud y el estado de ánimo, y en experimentos con diversos animales
(moscas, gusanos, ratones, monos) se ha observado que alarga la vida. Si nos
fijamos en la historia humana es curioso observar también que la mayor parte de las culturas y religiones recomiendan tener momentos de ayuno: los musulmanes
con el Ramadán, los católicos con la Cuaresma y la abstinencia de carne los viernes
(aunque ya casi nadie lo haga), los hindúes, los budistas…
Para "eustress", el de Edmund Hillary siendo el primero en subir el Everest en 1953. |
Un cierto
nivel de estrés (entendido como estar activo, enfrentarse a la resolución de
problemas, realizar actividades que nos resulten estimulantes, no instalarnos en rutinas inamovibles) es
imprescindible para nuestro bienestar, ya que tan malo es para la salud estar
inactivo y aburrido en un ambiente siempre monótono y sin alicientes, como un
exceso de saturación por trabajo, ocupaciones, etc. Como muy sabiamente decía
Aristóteles, filósofo griego de hace más de 2000 años: “la virtud está en el
término medio”.
¿Porqué un exceso de estrés del “malo”
puede ser negativo para la salud?
Ejemplos de
estrés negativo serían una sobrecarga continua de responsabilidades, sufrir
muchos hechos vitales dolorosos de forma continua como problemas con la pareja,
familia y/o amigos, muerte o desgracias de algún ser querido, dificultades
económicas graves, tener problemas crónicos de salud, sufrir una guerra o una
catástrofe natural…Sin embargo algo muy importante acerca de los efectos del estrés
en nuestra salud, es que nuestro cuerpo no responde automáticamente al hecho en
sí, sino a cómo lo percibimos nosotros. Por eso la gente positiva, aunque
tengan los mismos problemas que el resto de la humanidad, suelen vencer mejor
las dificultades y tener mejor salud.
Las
consecuencias sobre la salud de estar sometido a un fuertes estrés negativo o distress son muchas y variadas, por los efectos que tiene el cortisol en el cerebro y en
el cuerpo. Por un lado nos deja más expuestos a sufrir trastornos de ansiedad y
depresión, ya que al estar constantemente en estado de alerta y bajo la
sensación de amenaza, llega un momento en que podemos llegar a dejarnos llevar
por el abatimiento o la indefensión aprendida. Aunque no siempre se lleguen a
desarrollar estos trastornos, también se ha comprobado que el estrés crónico
hace que nuestro cerebro funcione peor: empeora nuestra memoria, nos volvemos
más lentos a la hora de razonar…
"Sorrowing old man" de Van Gogh. Este genial pintor sufrió depresiones y trastornos psicóticos |
Además, se
han relacionado mucho otros trastornos psicológicos como la esquizofrenia, con
niveles alterados de cortisol. Hay mucha variabilidad entre las personas en
cómo se responde al estrés y a niveles alterados de cortisol: lo que a una
persona le altera mucho, otra persona quizás si ni se inmute, por lo que es
importante conocerse a uno mismo, y utilizar las herramientas que estén en
nuestra mano para gestionar nuestra respuesta al estrés.
A nivel
físico: el cortisol regula las funciones digestivas, y los niveles de glucosa
en sangre. Por eso mucha gente cuando está estresada tiene dolores de estómago,
diarrea, un “nudo en el estómago” y pueden cambiar los hábitos alimenticios
quitándose el apetito, o a la inversa, comiendo mucho más (lo cual aumenta el
riesgo de obesidad). También, al aumentar los niveles de glucosa en sangre, una
situación de estrés crónico mantenida durante años, puede llegar a producir
enfermedades metabólicas como la diabetes.
Efectos del estrés crónico en el organimo |
El cortisol
regula el sistema inmune. Por ello, cuando los niveles de cortisol son altos y
mantenidos en el tiempo, se va a producir una disminución en nuestras defensas,
por lo que es más probable que tengamos
infecciones de diverso tipo. No sólo eso, el sistema inmune también es un
vigilante que se encarga de eliminar las células con potencial cancerígeno
cuando aparecen, por ello un estrés excesivo es un factor de riesgo para
desarrollar tumores en gente propensa a ello, o que tenga otros factores de
riesgo añadidos (tabaco, exposición a sustancias tóxicas, estilo de vida poco
saludable, etc).
Por último el
estrés continuado tiene efectos sobre el sistema cardiovascular (aumenta la
frecuencia cardíaca, sube la tensión), por lo que a la larga aumenta el riesgo
de sufrir enfermedades cardiovasculares e infartos.
¿Qué hacer para prevenir los efectos
negativos del estrés “malo”?
Primero,
aceptar que nadie tiene una vida perfecta, y que es normal que nos encontremos
con problemas de diverso tipo. La clave en tener una vida feliz y saludable no
es no tener problemas (eso es imposible!) sino en cómo nos enfrentemos a ellos.
Además de la actitud positiva, hay más cosas que se pueden hacer:
-Cultiva tus relaciones: el ser
humano es un ser social, y las relaciones con los demás son uno de los factores
más importantes para estar equilibrado y sentirse bien, tanto física como
psicológicamente. Hay muchos estudios en pacientes con diversas enfermedades,
en que se ha demostrado que aquellos que tenían más apoyo de los suyos se recuperan
con más rapidez y presentan menos recaídas. Por tanto, una de las primeras
prioridades en nuestra “lista” es dedicarle tiempo a nuestros seres queridos.
-Evita el sedentarismo: la
actividad física regular, es muy buena para la salud física y mental. Cuando
hacemos ejercicio se liberan endorfinas (sustancias relajantes naturales) y
sustancias como el IGF-1, que tiene efectos ansiolíticos, antidepresivos y
además estimula la formación de nuevas neuronas en el hipocampo (una parte del
cerebro responsable del aprendizaje y muy importante en la regulación del
estado de ánimo). No es necesario apuntarse a un gimnasio: pasear, bailar, ir
en bici al trabajo o subir las escaleras del metro andando son ejemplos de
cosas que podemos hacer en nuestra vida cotidiana.
-Alimentación sana: una buena
alimentación consiste simplemente en comer un poco de todo, y sin excesos, dando
prioridad a fruta, verduras y alimentos integrales. Además, hay alimentos como
el chocolate negro (cuanto más porcentaje de cacao, mejor), que mejoran el
estado de ánimo y aumentan el rendimiento cognitivo potenciando literalmente
nuestra inteligencia. No abusar (o incluso eliminar si se es muy sensible a sus
efectos) del café, alcohol y otras drogas que aumentan los niveles de ansiedad.
El cannabis (hachís y marihuana) en concreto, pese a que hay mucha gente a la
que le resulta relajante, en muchas otras personas puede aumentar mucho la
ansiedad, empeorando así su situación.
-Ponte al sol: la luz ultravioleta del sol es necesaria para la síntesis de vitamina D, que también
es importante para regular el estado de ánimo. Además, modula los niveles de
melatonina, la hormona encargada de controlar el “reloj” corporal, y que es una
de las primeras que se desregula en estados de ansiedad y depresión. Por este
motivo, hay gente que en otoño cuando disminuyen las horas de luz se encuentra
más baja de ánimos. Según un estudio, poniéndose al sol entre 10-15 minutos al
día sin crema protectora, ya se observan efectos positivos para la salud.
Con una simple caminata por un parque o por el campo acompañados de nuestra gente, matamos 3 pájaros de un tiro: ejercicio, relaciones sociales, y nos da el sol. |
-Ten vida sexual: tanto si es
sólo, como acompañado, tener sexo regularmente es un auténtico antídoto contra
el estrés malo. Cuando tenemos actividad sexual, segregamos más cantidad de la hormona oxitocina. Esta hormona, conocida sobre todo por sus acciones
inductoras del parto, es muy importante en la formación de lazos afectivos, y
el desarrollo de la confianza entre las personas. Además, biológicamente la
oxitocina bloquea de forma directa los efectos del cortisol, la hormona del
estrés.
-Duerme bien: la falta de horas
de sueño desequilibra totalmente nuestro cuerpo, perjudica a la salud, y nos
vuelve más irritables y depresivos. A veces el propio estrés dificulta
descansar bien, ante eso hay remedios naturales como el ejercicio realizado al
menos dos horas antes de acostarse (porque inmediatamente después de hacer
deporte el cerebro se activa, con lo cual si hacemos deporte por la noche
también nos va a costar más dormir), buscar una actividad para antes de dormir
que nos resulte relajante y ayude a desconectar, como un baño caliente,
leer…cada uno debe buscar lo que le sirva. También tomarse una infusión de
plantas relajantes como la tila o la manzanilla, puede ayudar. En casos
extremos, puede necesitarse recurrir a medicación, pero lo ideal es tomarla el
menor tiempo posible, ya que los fármacos para dormir suelen tener efectos
adictivos cuando se toman más de dos semanas seguidas (además de efecto
“rebote”, que hace que el insomnio empeore cuando se dejan de tomar).
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