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jueves, 10 de mayo de 2012

¡Aproveche la crisis para dejar de fumar!


Esta bendita plantita, o más bien la falta de ella, me ha  traído un poco loca últimamente, así que se me antoja hablar un poco de ella…su origen está en la zona andina, entre Ecuador y Perú y numerosas civilizaciones precolombinas ya la utilizaban, no sólo para fumar, sino como aderezo de rituales varios, e incluso previo a las relaciones sexuales. Fue en 1492, tras el descubrimiento de América por Colón, que se trajo a Europa y se popularizó su uso. Uno de los primeros fumadores europeos fue Rodrigo de Jerez, compañero de Cristóbal Colón, pero tuvo la mala suerte de que a su vuelta a España la Inquisición le encarceló, puesto que interpretó que” echar humo por la boca sólo podía ser cosa de Satanás”.  Me resulta muy apropiada esta idea de los inquisidores, ya que el estado en que me encontraba en las múltiples ocasiones en que he intentado dejar de fumar (incluída la última en que por fin lo conseguí) sólo se podría definir como de “endemoniada”.

¿Porqué el tabaco es tan adictivo? Por un lado está la adicción psicológica que se suele considerar más leve. Sin embargo, se puede ser muy adicto a un simple gesto y resultar horriblemente difícil evitarlo…no hay más que fijarse en los adictos a comerse las uñas. Además, está la adicción física, debida a la nicotina. 

 La nicotina es un alcaloide que  llega al cerebro en un tiempo tan corto como 10-60 segundos después de dar una calada. Allí, actúa sobre las áreas del sistema de recompensa del cerebro que como su propio nombre dice (recompensa), constituye la zona que se activa cuando hacemos cosas que resultan placenteras, y estimula a los receptores nicotínicos de acetilcolina. Es decir, actúa imitando la acción de la acetilcolina, un neurotrasmisor natural, que induce estimulación del estado mental, aumento de rendimiento cognitivo y sensación de recompensa. ¿Sabéis que otra droga actúa también potenciando los efectos de la acetilcolina? ¡La cocaína! Realmente la nicotina es una de las drogas más adictivas que existen, muchos expertos aseguran que su poder de adicción es similar al de la heroína.

A su vez, la nicotina hace que  se libere dopamina. Y la dopamina es otro neurotrasmisor que cuando se produce en grandes cantidades, se siente uno muy bien, bien dopado vamos. Por eso los desequilibrios en los niveles de dopamina están tan relacionados con las adicciones.

Dejar se puede dejar, pero nadie dijo que fuera fácil…realmente una persona que no haya sido adicta a nada, es incapaz de comprender lo que es el síndrome de abstinencia. Por poner un ejemplo: cuando eres adicto a algo, tu cuerpo lo necesita como si fuese comida. Así que lo mejor que se puede hacer es apoyar a la persona que está dejando de fumar, y valorar los esfuerzos que está realizando, ya que de cara a las sensaciones físicas, es equiparable a como si uno  intentara obligarse a sí mismo a dejar de comer. Por tanto, no es tan sencillo como reducirlo a un simple acto de voluntad. 

Ya para acabar, propongo un método nuevo, a la par que un poco retorcido,  para dejar de fumar. Pero bueno, en mi caso de fumadora compulsiva es el único que me ha funcionado hasta ahora. Generalmente, un fumador tiende a buscar un momento de su vida tranquilo, sin grandes preocupaciones, para dejar el tabaco. ¡Gran error! En mis varios intentos, siempre volvía a fumar porque me sentía tan sumamente miserable (por el síndrome de abstinencia) que no lo soportaba y quería volver a mi anterior estado feliz, antes de dejar de fumar. Sin embargo, ahora que estoy en paro, y digamos que un poco agobiadilla, ¡lo he conseguido! Lo que he hecho es usar mis preocupaciones y estreses como “excusa” para sentirme mal cuando estaba con el monazo. La conversación interna conmigo misma sería la siguiente:

-Qué mal me siento, quiero fumar.       

-A ver, tú no te sientes mal porque te falte el tabaco, te sientes mal porque no tienes trabajo ni hay señales de que lo vayas a conseguir a corto plazo, te sientes mal porque hay crisis económica, te sientes mal porque este país se va a pique y probablemente vas a tener que emigrar sin ninguna p*** gana…si fumas, nada de eso va a cambiar (no te vas a sentir mejor), así que ¿para qué fumar?
Yo con el mono de nicotina  (broma, es de la película "El Grito")
 Y es cierto que una vez se pasa el mono físico todo es más fácil. Son unos días de pesadilla mental, irritabilidad extrema, tristeza extrema, nerviosismo extremo y todas las cosas extremas que queráis… pero es poco tiempo (en mi caso fueron unos 10 días) y después se esfuma.

Luego hace mucha  ilusión cuando vas en la bici y ves que te subes seguido y a ritmo ágil una calle cuesta arriba, a la vez que vas conversando tranquilamente con el de al lado! (la situación anterior era: pérdida de respiración, amago de echar los pulmones por la boca, velocidad más lenta que la de un peatón, necesidad de alguna que otra parada…).

En resumen: ha valido la pena. Llevo dos meses. ¡Bien por mí! Y a quien quiera dejarlo le digo: si yo puedo, cualquiera puede. Pues eso...

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