De unos años a esta parte estamos
viendo un deterioro cada vez mayor de la investigación científica y tecnológica
en España, a cuenta de los recortes en su financiación. Las consecuencias de
esto pueden ser graves, ya que un parón en la investigación supone un retraso
de varios años hasta que la producción científica se recupera.
Proyectos interrumpidos y fuga de cerebros
El proyecto interrumpido de una
muy buena amiga y compañera de tesis, constituye un buen ejemplo de las consecuencias
de los recortes. Tras finalizar su doctorado en Neurociencia, en un centro del
CSIC (Consejo Superior de Investigaciones Científicas), estuvo más de un año
trabajando en la UNED
(Universidad Nacional de Educación a Distancia). Su investigación trataba de la
búsqueda de fármacos para combatir la ansiedad. Estas enfermedades, además del
sufrimiento para quien las padece, tienen un enorme coste social y económico:
según la
Organización Mundial de la Salud , un 25% de la población sufrirá algún
trastorno de ansiedad a lo largo de su vida, en muchos casos con la
consiguiente baja médica e incapacidad de trabajar. Mi amiga tuvo que interrumpir su trabajo, por
falta de fondos para financiar los materiales necesarios para la investigación,
así como su propio sueldo, y finalmente emigró a Francia, donde trabaja
actualmente en otro proyecto.
No es la única que tuvo que dejar
su laboratorio: otra compañera de su grupo, que trabajaba en Alzheimer y
deterioro cognitivo inducido por la edad, también se fue, en este caso a
Alemania, ante la imposibilidad de continuar aquí su trabajo. Y así, lo mismo
sucede en muchos otros laboratorios: la gente se va, y los proyectos se
paralizan. Por un lado perdemos capital humano, y en muchos casos la inversión
económica que nos supuso formarlos, de lo que ahora se aprovecharán los países
que les acogen. Por otro se paran proyectos, que no se recuperarán con
facilidad, ya que la investigación científica no es como una fábrica que un día
se apaga, y al día siguiente se vuelve a encender. La investigación es una
inversión que da beneficios, pero a medio-largo plazo, y una interrupción
supone vuelta a empezar con los años de retraso que esto supone.
Corralito en el CSIC
Otro ejemplo es el del Dr. Jose
Manuel Andreu, investigador del Centro de Investigaciones Biológicas. El Dr.
Andreu, observa impotente como su proyecto de investigación acerca de agentes
antitumorales corre peligro de paralizarse ante el corralito que ha impuesto el
CSIC, que está a un paso de la bancarrota. Hace tiempo que los investigadores
vienen advirtiendo de la “asfixia económica” que están sufriendo, debido a los
recortes. Finalmente, ante la situación insostenible en que está el CSIC se
procedió recientemente al corralito que comentamos.
Más de 200.000 firmas pidiendo al Gobierno que
salve al CSIC, en el Ministerio de Economía y Competitividad, el pasado mes de julio. |
La investigación científica se
financia en parte con fondos públicos, y en parte por contratos con empresas,
obtención de proyectos europeos, etc. Los mejores grupos de investigación, que habían
captado fondos a través de esta financiación alternativa a la pública, y que
habían sido previsores y habían ahorrado, han visto como esto fondos son secuestrados
por los gestores del CSIC para hacer frente a gastos generales. De esta forma,
queda comprometida su productividad científica al no poder hacer frente a los
gastos que acarrea tener un laboratorio en funcionamiento, pagar sueldos, etc,
y además compromete su capacidad de captar futuros fondos a través de otros
medios, al disminuirse su productividad. Lo peor de todo, es que el CSIC “sólo”
necesitaría 75 millones de euros para proseguir su actividad, lo cual hablando
de dinero público es calderilla (es menos de lo que cuesta construir 2 kilómetros de AVE,
el tren de alta velocidad).
Los recortes en Ciencia en España
Años atrás parecía que España
estaba haciendo los deberes en cuestión de inversión en I+D+I
(Investigación+Desarrollo+Innovación). Sin embargo, cuando el gobierno de José
Luis Rodriquez Zapatero (PSOE) empezó a verle las orejas al lobo de la crisis
económica, fue reduciendo paulatinamente la cantidad de dinero público
destinada a la investigación. Esta tendencia la ha continuado e incrementado su
sucesor en el gobierno, Mariano Rajoy (PP), hasta dejar la inversión en ciencia
en niveles anteriores a los de 2006, con el retroceso para el país que esto
conlleva.
La inversión en I+D empieza a descender en 2009 |
Lo cierto es que no es casualidad
que los países más ricos, y los que mejor han soportado la crisis económica,
sean también los que más invierten en I+D+I. Países como Francia, Reino Unido,
Alemania, Finlandia o Estados Unidos son de los que más invierten en investigación científica, lo cual se relaciona con una mayor cantidad de
patentes resultado de esas investigaciones, y un mayor PIB (Producto Interior
Bruto). Sin embargo ya conocemos otros países que como España han sido
duramente golpeados por la crisis económica, como Grecia y Portugal, que con
nosotros están a la cola en inversión en ciencia.
Los países son ricos porque investigan, no a la inversa |
Otro ejemplo lo encontramos
dentro de España si comparamos la tasa de paro con la inversión en tecnología y ciencia: autonomías como Madrid o el País Vasco, que tienen de los menores niveles de paro en España, son “casualmente” la primera y la tercera autonomía respectivamente, que más invierten en I+D+I, mientras que
Andalucía, con un 35% de paro, es de las autonomías que menos invierte
en investigación.
La ciencia es necesaria a todos los niveles
En conclusión, la investigación
científica es esencial para el desarrollo de nuevas tecnologías que mejoran la
vida humana. Por ejemplo, si en su momento nadie hubiera financiado a Einstein
para desarrollar la teoría de la relatividad, hoy en día no existiría el GPS.
También es imprescindible para el desarrollo de nuevos fármacos, para conocer
mejor nuestro entorno y poder predecir y minimizar daños producidos por
fenómenos naturales como los huracanes o las erupciones volcánicas, para el desarrollo
de energías limpias que no deterioren nuestro entorno…
Pero
además de las mejoras evidentes que aporta a nuestra vida, potenciar la
investigación repercute positivamente en la economía, de una forma sólida y no
dependiente de burbujas, como fue la inmobiliaria en nuestro caso. Es
imprescindible que nos concienciemos de esto, y exijamos al gobierno actual y a
los futuros un compromiso real con la ciencia, y una rectificación del rumbo
que están tomando.