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sábado, 17 de agosto de 2013

Recortes en Ciencia: Pan para hoy, hambre para mañana

De unos años a esta parte estamos viendo un deterioro cada vez mayor de la investigación científica y tecnológica en España, a cuenta de los recortes en su financiación. Las consecuencias de esto pueden ser graves, ya que un parón en la investigación supone un retraso de varios años hasta que la producción científica se recupera.

Proyectos interrumpidos y fuga de cerebros

El proyecto interrumpido de una muy buena amiga y compañera de tesis, constituye un buen ejemplo de las consecuencias de los recortes. Tras finalizar su doctorado en Neurociencia, en un centro del CSIC (Consejo Superior de Investigaciones Científicas), estuvo más de un año trabajando en la UNED (Universidad Nacional de Educación a Distancia). Su investigación trataba de la búsqueda de fármacos para combatir la ansiedad. Estas enfermedades, además del sufrimiento para quien las padece, tienen un enorme coste social y económico: según la Organización Mundial de la Salud, un 25% de la población sufrirá algún trastorno de ansiedad a lo largo de su vida, en muchos casos con la consiguiente baja médica e incapacidad de trabajar.  Mi amiga tuvo que interrumpir su trabajo, por falta de fondos para financiar los materiales necesarios para la investigación, así como su propio sueldo, y finalmente emigró a Francia, donde trabaja actualmente en otro proyecto.

No es la única que tuvo que dejar su laboratorio: otra compañera de su grupo, que trabajaba en Alzheimer y deterioro cognitivo inducido por la edad, también se fue, en este caso a Alemania, ante la imposibilidad de continuar aquí su trabajo. Y así, lo mismo sucede en muchos otros laboratorios: la gente se va, y los proyectos se paralizan. Por un lado perdemos capital humano, y en muchos casos la inversión económica que nos supuso formarlos, de lo que ahora se aprovecharán los países que les acogen. Por otro se paran proyectos, que no se recuperarán con facilidad, ya que la investigación científica no es como una fábrica que un día se apaga, y al día siguiente se vuelve a encender. La investigación es una inversión que da beneficios, pero a medio-largo plazo, y una interrupción supone vuelta a empezar con los años de retraso que esto supone.

Corralito en el CSIC

Otro ejemplo es el del Dr. Jose Manuel Andreu, investigador del Centro de Investigaciones Biológicas. El Dr. Andreu, observa impotente como su proyecto de investigación acerca de agentes antitumorales corre peligro de paralizarse ante el corralito que ha impuesto el CSIC, que está a un paso de la bancarrota. Hace tiempo que los investigadores vienen advirtiendo de la “asfixia económica” que están sufriendo, debido a los recortes. Finalmente, ante la situación insostenible en que está el CSIC se procedió recientemente al corralito que comentamos.

Más de 200.000 firmas pidiendo al Gobierno que salve al CSIC, en el Ministerio de Economía y Competitividad, 
el pasado mes de julio.
La investigación científica se financia en parte con fondos públicos, y en parte por contratos con empresas, obtención de proyectos europeos, etc. Los mejores grupos de investigación, que habían captado fondos a través de esta financiación alternativa a la pública, y que habían sido previsores y habían ahorrado, han visto como esto fondos son secuestrados por los gestores del CSIC para hacer frente a gastos generales. De esta forma, queda comprometida su productividad científica al no poder hacer frente a los gastos que acarrea tener un laboratorio en funcionamiento, pagar sueldos, etc, y además compromete su capacidad de captar futuros fondos a través de otros medios, al disminuirse su productividad. Lo peor de todo, es que el CSIC “sólo” necesitaría 75 millones de euros para proseguir su actividad, lo cual hablando de dinero público es calderilla (es menos de lo que cuesta construir 2 kilómetros de AVE, el tren de alta velocidad).

Los recortes en Ciencia en España

Años atrás parecía que España estaba haciendo los deberes en cuestión de inversión en I+D+I (Investigación+Desarrollo+Innovación). Sin embargo, cuando el gobierno de José Luis Rodriquez Zapatero (PSOE) empezó a verle las orejas al lobo de la crisis económica, fue reduciendo paulatinamente la cantidad de dinero público destinada a la investigación. Esta tendencia la ha continuado e incrementado su sucesor en el gobierno, Mariano Rajoy (PP), hasta dejar la inversión en ciencia en niveles anteriores a los de 2006, con el retroceso para el país que esto conlleva.

La inversión en I+D empieza a descender en 2009

Lo cierto es que no es casualidad que los países más ricos, y los que mejor han soportado la crisis económica, sean también los que más invierten en I+D+I. Países como Francia, Reino Unido, Alemania, Finlandia o Estados Unidos son de los que más invierten en investigación científica, lo cual se relaciona con una mayor cantidad de patentes resultado de esas investigaciones, y un mayor PIB (Producto Interior Bruto). Sin embargo ya conocemos otros países que como España han sido duramente golpeados por la crisis económica, como Grecia y Portugal, que con nosotros están a la cola en inversión en ciencia.

Los países son ricos porque investigan, no a la inversa

Otro ejemplo lo encontramos dentro de España si comparamos la tasa de paro con la inversión en tecnología y ciencia: autonomías como Madrid o el País Vasco, que tienen de los menores niveles de paro en España, son “casualmente” la primera y la tercera autonomía respectivamente, que más invierten  en I+D+I, mientras que Andalucía, con un 35% de paro, es de las autonomías que menos invierte en investigación.

La ciencia es necesaria a todos los niveles

En conclusión, la investigación científica es esencial para el desarrollo de nuevas tecnologías que mejoran la vida humana. Por ejemplo, si en su momento nadie hubiera financiado a Einstein para desarrollar la teoría de la relatividad, hoy en día no existiría el GPS. También es imprescindible para el desarrollo de nuevos fármacos, para conocer mejor nuestro entorno y poder predecir y minimizar daños producidos por fenómenos naturales como los huracanes o las erupciones volcánicas, para el desarrollo de energías limpias que no deterioren nuestro entorno…

Pero además de las mejoras evidentes que aporta a nuestra vida, potenciar la investigación repercute positivamente en la economía, de una forma sólida y no dependiente de burbujas, como fue la inmobiliaria en nuestro caso. Es imprescindible que nos concienciemos de esto, y exijamos al gobierno actual y a los futuros un compromiso real con la ciencia, y una rectificación del rumbo que están tomando.





 

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