El Alzheimer
es una enfermedad neurodegenerativa, que se caracteriza en sus primeros
momentos con un deterioro de la capacidad de formar nuevas memorias, que se va
agravando con el tiempo, a la vez que aparecen otros síntomas como cambios del
estado de ánimo, de la personalidad y finalmente incapacidad para valerse por
uno mismo.
¿Cómo ocurre el Alzheimer?
Comparación entre un cerebro sano y uno con Alzheimer |
. La β-amiloide
es una proteína normal del organismo, pero en la enfermedad de Alzheimer esta
se modifica y adopta una estructura anormal que la vuelve tóxica. Esto, unido a
la inflamación y a la acumulación de otras proteínas como la tau, hacen que se
empiecen a morir neuronas a un ritmo muy acelerado, y las que quedan funcionan
mal, viéndose afectado el metabolismo de la glucosa, que es el principal
combustible del cerebro.
Esta enfermedad suele presentarse en personas a partir de 65 años, y el número de casos aumenta con la edad. El que haya habido casos de Alzheimer en la familia, es un factor de riesgo para padecerlo, pero eso no significa que automáticamente se vaya a sufrir esta enfermedad. Sólo en muy pocos casos el Alzheimer es hereditario.
Uno de los casos en que sí era hereditario, el de una familia colombiana en la zona de
Medellín, sirvió para que el neurólogo
Francisco Lopera descubriera que años antes de observarse síntomas, ya empiezan
a haber cambios en el cerebro. De hecho, las pérdidas de memoria no aparecen
hasta que ya se han perdido un 20% de las neuronas. Este hallazgo es de suma
importancia, ya que como en toda enfermedad, desarrollar métodos de diagnóstico
temprano, podría ayudar a frenar el avance.
Origen del Alzheimer
Christopher Dobson lleva 15 años investigando el origen del Alzheimer |
La causa que desencadena
este proceso era desconocida hasta hace literalmente dos días. Un grupo de
investigación del departamento de química de Cambridge, Reino Unido llevan años
investigando sobre el tema, por fin ha conseguido desentrañar el mecanismo molecular por el que esto sucede. Las proteínas son como cadenas que se pliegan
sobre sí mismas, tomando una estructura tridimensional concreta (que es la que
le da sus propiedades bioquímicas). En el caso de β-amiloide, cuando empiezan a
aparecer unidades “mal dobladas”, estas hace de catalizador de una reacción en
cadena por la que cada vez más β-amiloide se pliega de forma anómala y acaba
dando lugar a las formas tóxicas. El grupo del investigador Christopher Dobson
ha conseguido caracterizar por primera vez el mecanismo bioquímico de como
ocurre esta reacción. Esto abre la puerta a la búsqueda de fármacos para
detener la enfermedad, simplemente buscando compuestos que bloqueen esta
reacción bioquímica.
Tratamientos
Los fármacos que se recetan hoy en día tienen una efectividad muy moderada. Su
actividad se limita a tratar parcialmente los síntomas (pérdida de memoria,
trastornos del estado de ánimo y psicosis) al principio de la enfermedad, y
generalmente su efecto dura poco tiempo. Suelen estar basados en regular la
actividad de neurotrasmisores, cuyos niveles se encuentran desequilibrados,
como la acetilcolina (demasiado poca) o el glutamato (demasiada cantidad). Actualmente
se están investigando remedios novedosos cuyos mecanismos de acción son
distintos a los medicamentos usuales. Aunque aún tardarán unos años en estar en
el mercado, los resultados en laboratorio son muy prometedores.
Uno de estos
nuevos compuestos, el J147, ha sido probado con éxito en ratones que ya estaban
en una fase avanzada de la enfermedad. El J147 mostró capacidad de disminuir la
pérdida de memoria a corto y largo plazo, en comparación con uno de los fármacos
convencionales, que sólo mejora la memoria a corto plazo y sólo lo hace en
estadíos tempranos de la enfermedad.
Otros
compuestos que actualmente se utilizan como anticancerígenos, como el nilotinib
(que trata la leucemia) o el bexaroteno (utilizado para el linfoma cutáneo)
también están empezando a mostrar efectos biológicos interesantes. Estos
fármacos empujan al organismo a “limpiar” las acumulaciones tóxicas de
proteínas, por lo que podrían servir para controlar los depósitos de β-amiloide en el Alzheimer.
Prevención
Mientras
esperamos que aparezca la cura definitiva, todavía hay cosas que podemos hacer
para intentar prevenir el Alzheimer, o al menos retrasar su aparición. Hay varios estudios que sugieren que
hay varios factores que pueden tener efecto en retrasar la enfermedad.
Por un lado
una dieta sana, como la mediterránea, puede resultar moderadamente protectora.
En el Alzheimer, al igual que en otras enfermedades neurodegenerativas y
psiquiátricas hay una peor utilización de la glucosa por el cerebro. Una dieta variada y rica en fibra, dando
preferencia a alimentos integrales, y evitando grasas saturadas y azúcar,
incide positivamente en el metabolismo de la glucosa, por lo que podría ser
potencialmente protectora. También hay alimentos como el chocolate negro, o
plantas como el ginko biloba, que mejoran la capacidad cognitiva, aunque
todavía no existen investigaciones que demuestren si podrían tener efectos
preventivos.
Mantener el cerebro en forma, siempre viene bien |
Otro
factor que retrasa el deterioro asociado a este trastorno es estar activo
intelectualmente y socialmente. Un estudio observó en varios pacientes de edad
avanzada que estos mostraban menos síntomas cuanto más amplia era su red social
y más participaban en actividades como jugar al ajedrez o hacer crucigramas. Otro estudio demostró que en personas bilingües, los síntomas tardaban un promedio
de 4 años más en aparecer, que en personas que sólo hablaban un idioma.
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