Social Icons

jueves, 9 de mayo de 2013

Lo que no te mata, te hace más fuerte


Este refrán, no sólo es un dicho popular: cada vez hay más ejemplos en biología y psicología que demuestran que es un hecho común que determinadas pequeñas agresiones, activan una respuesta de defensa en el organismo que nos hace más resistentes no sólo ante esa agresión, sino a un abanico más amplio de posibles daños. Hoy vamos a ver una serie de ejemplos relacionados con este fenómeno:

Hormesis

La hormesis es un término originario de la toxicología, que implica que la exposición a dosis bajas a una sustancia que normalmente sería tóxica a dosis altas, induce en el organismo una respuesta adaptativa beneficiosa.  Un ejemplo de esto, por ejemplo, es la reacción de las bacterias a un antiobiótico. Los antibióticos matan a las bacterias, sin embargo, cuando estas son expuestas a una pequeña dosis, esto hace que la bacteria en cuestión tenga la posibilidad de desarrollar resistencia a ese antiobiótico, y por tanto volverse inmune a él. Por ello es tan importante cuando se inicia un tratamiento con antiobióticos, completarlo y no dejarlo a medias cuando uno se siente mejor. Si lo dejamos a medias, estamos favoreciendo que las bacterias se vuelvan resistentes y la infección reaparezca con mucha más fuerza que la primera vez.
Una dosis muy baja de un agente químico puede provocar en un organismo el efecto contrario a una dosis alta.

Otro ejemplo  de hormesis es la exposición a radiación. Se sabe que la exposición a la radiación, por ejemplo cuando hay un accidente nuclear como el de Fukushima, Japón, o en casos de ataques con bombas atómicas, hay un aumento de casos de cáncer. Sin embargo, con el tiempo y el análisis de los datos de estas y otras situaciones, se ha observado que cuando la exposición es baja, ocurre el fenómeno contrario: hay una menor incidencia de cáncer. Esto es de gran importancia para nuestra vida diaria, ya que hay situaciones relativamente “normales” como el hacernos una radiografía en la que estamos expuestos a la radiación.

Agujetas

Casi todos hemos experimentado ese incómodo dolor muscular, al día siguiente de hacer deporte o un esfuerzo grande cuando no estamos acostumbrados. Tradicionalmente se pensaba que las agujetas eran debidas a una acumulación de ácido láctico en los músculos, pero ya se sabe que no es esa la causa. Al hacer un esfuerzo muscular para el que no estamos preparados, se rompen algunas fibras musculares y esto produce una inflamación que es la que nos causa el dolor.

Tenemos identificada la inflamación como algo negativo y asociado a enfermedades. Sin embargo en este caso, la pequeña inflamación producida por las agujetas es algo positivo, porque biológicamente induce a que se formen nuevas fibras musculares más fuertes que las que se han roto, mejorándose así nuestro estado físico.

Agujetas: un ejemplo de inflamación beneficiosa


Teoría de la higiene

A partir del S.XIX se empezó a tomar conciencia de la importancia de la higiene a la hora de prevenir enfermedades. El simple hecho de que los ginecólogos empezaran a lavarse las manos antes de atender partos, disminuyó una barbaridad la mortalidad por fiebres puerperales.

Sin embargo, con el tiempo, nos hemos ido al otro extremo: a la obsesión por la limpieza y esterilidad (ausencia de microorganismos) absoluta por medio del uso constante de detergentes, lejías, desinfectantes de la comida. Y resulta, que un cierto nivel de microorganismos es bueno y necesario.

Es bueno dejar que los niños se ensucien jugando
Por un lado, la mayor parte de microorganismos que viven literalmente sobre nosotros o a nuestro alrededor, no causan enfermedades, pero nos defienden de los que sí las causan (si un espacio ya está colonizado por una bacteria, esto dificulta que venga otra bacteria nueva a instalarse).

Por otro lado, nuestro sistema inmune, como cualquier otro sistema, necesita estar activo para funcionar bien. Esto significa que tiene que haber un mínimo nivel de microorganismos a nuestro alrededor, para mantener a nuestro sistema inmune en forma. Cuando no lo hay (por ejemplo, en los niños que crecen en un ambiente excesivamente desinfectado), esto hace que el sistema inmune se vuelva “loco” y actúe contra nosotros mismos (enfermedades autoinmunes como dermatitis, Crohn, etc) o contra cosas que en realidad son inofensivas (alergias).

No se trata de no lavarse y volver a la Edad Media, pero tampoco de estar con la lejía en la mano todo el día. De hecho hay expertos que recomiendan no ducharse todos los días, sino día sí día no, así como no abusar del jabón en zonas que no estén especialmente sucias.

Eustres

Un último ejemplo de tipo psicológico  que ya hemos comentado en otros artículos, es el eustres. El eustress es el estrés “bueno”.

Estamos acostumbrados a considerar el estrés como algo negativo. Sin embargo, si el nivel de estrés en nuestras vidas fuera cero, estaríamos aburridos, deprimidos y desmotivados. El estrés a grandes niveles, es ciertamente algo perjudicial y que nos desequilibra, sin embargo, en pequeñas cantidades nos mantiene vivos, alertas, y es un aliciente para nuestra inteligencia y creatividad. Este tipo de estrés se referiría a problemas que tenemos que resolver en nuestra vida cotidiana, desafíos que a veces aparecen inesperadamente o nosotros mismos nos buscamos, dificultades que tenemos que resolver…

2 comentarios:

  1. ¡Pues a mí me ha resultado muy interesante! :)

    Has reunido unas cuantas perlas de sabiduría de las que había oído hablar, pero que de algún modo nunca había verificado, así que me resulta enriquecedor, interesante y útil, todo a la vez.

    Kudos 4 U!

    ResponderEliminar

 

Sample text

Sample Text